Alzas en los créditos hipotecarios, alta demanda por arriendos, la complicada opción de acceder a la casa propia, han hecho que el mercado inmobiliario se mantenga dinámico. Y en medio de toda esta ola, también han surgido nuevos perfiles de clientes.
Las inmobiliarias han detectado al menos cuatro de ellos, que provocaron planear nuevas estrategias de venta para poder cumplir con sus demandas: en primer lugar, está el cliente con alto poder adquisitivo, sin hijos, que se enfoca en tener experiencias en torno a su vivienda como lugares para la cultura y la gastronomía, así como también viajes y deportes. Son clientes ambiciosos.
Por otro lado, están aquellos que buscan equilibrar la vida familiar con la vida profesional, que migran a ciudades donde se privilegia la calidad de vida, ya que teletrabajan o son emprendedores. Ellos buscan caminar por el vecindario de manera segura y prefieren lugares amigables con el medioambiente.
En tercer lugar, se identifica el tipo de cliente más bohemio y culto. Son profesionales con altos sueldos y con un gran sentido de la estética. También buscan que sus departamentos o casas estén rodeados de oferta gastronómica y cultural y se mueven por comunas con barrios emblemáticos, como Providencia, Ñuñoa y Santiago Centro.
Por último, están aquellas mujeres independientes, con o sin hijos, con buenos trabajos y sueldos, que son más arriesgadas a la hora de tomar decisiones. Buscan comprar para proveer de seguridad y estabilidad a su familia, por lo que muchas veces invierten en más de una propiedad, con el fin de desarrollarse personalmente.
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